Mi pecho presionado por el frió. Mi garganta sufre un dolor
similar
Al que proporciona un
clavo oxidado rasgando la carne
Esculpiendo entre sangre hirviendo.
Mis labios se llenan
de la tan idolatrada sustancia viscosa color escarlata
Haciendo erupción en
mi inconsciente
Dejándome incapaz de no saborear el dolor.
Pero si lo escucho,
no es más que el silencio
Esa torturante
ausencia de sonido
Como gotas que hacen implosión
en mi cien, una tras otras
Si he de perecer que
sea entre piedras frías y desoladas,
son las únicas que comprenderían
los sentimientos producidos por mi inmundo ser.