lunes, 25 de noviembre de 2013

Latido.

Somos lo que leemos, le dijo un padre. Un papa... que nunca tuvo-. "Correspondemos a nuestras acciones y por ellas nos forjamos", explicó siempre su madre, conforme a sus enseñanzas se fue criando y nutriéndose de todo aquello que pudiese considerar vivo. Las acciones, esas cosas, realmente lo atemorizan. Son una especie de virus que se propaga y condesa una fuente de redes, completamente distribuidas, equivalente, inevitablemente al colapso social, esa arraigada célula que controla de forma tremebunda los caminos de cada ser viviente, las explosiones nauseabundas embestidas por diferencias escatimadas. Aquellas aristas de una dulce perversión que el hombre por razón y por derecho es esclavo desde los primeros pasos.
Nadie puede negar que no poseemos deseos inmensos de profanar la línea de lo adecuado, de lo establecido, todas las células que nos componen fueron alguna vez deseosas, de saborear, con total sutileza, el hilo que determina el equilibrio ya implantado. Por eso determinó un fin antes de empezar a correr entres los arbustos, se decidió y tomo algunos de sus ropajes. Para iniciar viaje. Intentó pensar hacia donde podría estar dirigiéndose, pero enseguida se descubrió y ni lo dudo, corrió hacia la puerta pensando en lo que realmente quería sentir y no en que debía hacer o donde debía buscar, tomo el picaporte mas oxidado que había visto, siempre recordara, ese color, rojo amorronada, y si se quiere, apenas un dorado musgo que sobresalía, entre la vejes y erosión que el tiempo y las decisiones de unas cuantas manos, había hecho un clásico juego de causa y efecto.

Conforme abrió la puerta, una ráfaga de pensamientos invadió por completo, la conexión que tenia con su ser interno, dejo así tropezar sus cosas materiales con sus aspectos luminosos. Decidió, girar e ingresar directamente, a su propia y pútrida cárcel, a su profundo placebo, a su realidad violada y a esa vida que pretende como establecida. Para no salir jamás de ella, para involucrarse con todo lo que no debía, lo que jamás quiso tener y lo que hoy necesita.




miércoles, 18 de septiembre de 2013

ÚTIL EN OTRA DINASTÍA

Mi espalda no cede al peso, que la eternidad de mis pasos crea. Como una escultura, en mis hombros. Que adquiere volumen y se conforma, retroalimentándose de la misma composición, de esa materia. Cada vez más densa.
 Provocando una situación de total declive, mis huesos encorvados y acostumbrados a la misma, petulante, constante posición. Gritan de dolor, sus llantos se escuchan en mí nuca, haciendo eco en mis parpados.
Mis agujereados paupiere, con un orificio en cada uno, a causa del metal oxidado y pestilente de los ganchos utilizados para pescar peces y otras presas que descuidan su vida. Por la insolencia o inocencia de dejar todo al azar, mientras que esos angustiantes carnívoros del dolor humano, aquellos que poseen el linaje de escribir y borrar con tinta sangre, cada letra que representa lo nuevo, son como carroñeros, que se conforman, con algunos llantos frágiles, de unos pocos en minoría, que son explotados cordialmente y sin escrúpulos, con el solo fin de poder llenar sus impacientes estómagos. Que queman de forma sutil, todo alimento que se bañe en los jugos gástricos de estas colosales bestialidades que se hacen llamar compañeros.


PH: Alexis Bidartte.
ESCRITO: Alexis Bidartte.

miércoles, 10 de julio de 2013

Ella (La Venus De Milo)

Mis manos húmedas, repletas de colores, desde la escarlata hasta, el opaco tinte, de la sucia tierra, que había derramado sobre mis palmas. Para eliminar los rastros de sangre. Jamas tuve intenciones de agredirla, pero de forma incesante golpeaba fuertemente con sus horrendos gritos, esos chillidos que taladran mi cien. Y yo tan tranquilo, sedado por los alaridos.
La mire fijamente, escuche con placer los estruendos que causaba su garganta, la observaba con amor, con dulzura. La estimo pensé, ella me cuido más de lo que le corresponde, al menos es lo que me dijo cada terrible día de mi vida, nunca podría hacerle daño, a veces me alimenta, alguna que otra vez se apiada de mi pobre alma, ¿por qué, no hacerlo yo? Digo… se lo debo, de repente una inmensa mezcla de sentimientos, mis deseos inhumanos de abrazarla se chocaban con mis anhelos de ver correr sus sangre por el suelo,  llorar lagrimas, haciendo así, mas liviano el gigantesco viaje que yo – habiéndolo decidido- impulsaría con un deseoso movimiento, firme y seco, empuñando una hermosa escultura, La Venus De Milo, que bella figura. A mama siempre le gusto.

El borde, del hombro derecho de la estatuilla, se clavo directamente en el lado izquierdo de su cráneo, una leve lluvia de astillas, formada por pequeñísimos rastros de hueso, cubrio un infimo perimetro de su cabeza, la sangre impacto una de las esquinas de la sala de estar, en ese momento me vi. El cuadro de ella y mi reflejo salpicado con dolor.
 ¿Soy yo el asesino o simplemente un enviado?
Este escrito fue inspirado gracias a una amiga de viaje y mochila, dedicado humildemente a Valeria Rodriguez 

lunes, 8 de julio de 2013

Previo Aviso

Mi primer tasa de café...  aun sigo en la prima de alarido que da por reflejo y reflexión la luz del día que despierta mis sentidos, creo haber escuchado un sonido peculiar que se expone ante mis oídos. Mis miembros que abren camino a la movilización, por algún objetivo en particular, desplazan conjuntamente lo que resta de mi cuerpo desembocando en la perilla de la puerta o picaporte según lo entienda cada ser.
Creando un movimiento, ni un poco mas, ni un poco menos intrigado. Que esa placa madre de mi organismo, con las entradas visuales en la latitud, longitud justa y precisa del objetivo a identificar. Abrí la puerta y ahí posada frente a mi cargando en su hombro un previo aviso, ella el amor y la vida, el dolor y la vida, ahí la muerte.

- Cada vida con su alma, cada quien con su puerta-


miércoles, 26 de junio de 2013

Estigma

Mi pecho presionado por el frió. Mi garganta sufre un dolor similar
 Al que proporciona un clavo oxidado rasgando la carne
Esculpiendo entre sangre hirviendo.
 Mis labios se llenan de la tan idolatrada sustancia viscosa color escarlata
 Haciendo erupción en mi inconsciente
Dejándome incapaz de no saborear el dolor.
 Pero si lo escucho, no es más que el silencio
 Esa torturante ausencia de sonido
 Como gotas que hacen implosión en mi cien, una tras otras
 Si he de perecer que sea entre piedras frías y desoladas,

 son las únicas que comprenderían los sentimientos producidos por mi inmundo ser.

viernes, 31 de mayo de 2013

Ventrílocuo Del Capital.



Espero no se sienta incomodo. Usted, dueño de aquélla garra que somete al ser, siendo capaz de tomarlo, como inferior, haciendo abuso inescrupuloso, sometiendo, esturgando, a quien imposibilitado de los privilegios merecidos, por tan solo haber nacido.

Hasta la última gota de sudor, roba incansablemente, como un títere que planta, sus débiles pies, sobre el suelo de un teatro, construido para su sublimación, creado por un motivo, con inmensas razones, que día a día con actitud de avalancha, devora todo lo puro, abriéndole la puerta al conformismo y corrompiendo cada ínfima molécula, que forja al humano, para desviar la mirada y fijar atenciones innecesarias, que solo opaca el sentido vital.


miércoles, 22 de mayo de 2013

Pequeño fragmento de un recuerdo prematuro.



Claro está que no tengo problemas, para recordar, aquel dolor, aquella penitencia, que sobrepasa mi vida actual, solo tengo tres años, pero puedo recordar la violación que sufrí, a los 17 y a veces cuando trago, siento las manos ahorcando mi cuello, estrangulando mis suspiros, sofocando mis lagrimas, hasta que él se da cuenta que yo no respiro mas, poco se arrepentía. Eso se deduce al ver su mirada y horrorizarme observando la sonrisa bélica que acompañaba toda su actitud criminal.

 (Las personas suelen recordar sus vidas pasadas y aun mas cuando estas sufrieron)

domingo, 19 de mayo de 2013

P.O




La carne fue arrancada
la cultura devorada
las costumbres enterradas
las miradas quemadas
la inocencia violada
las tierras usurpadas
las especias una excusa
los metales la justificación
los hechos y el dolor llevan el cruel nombre del colonizador



sábado, 18 de mayo de 2013

Temor.

Abri la puerta y encontrarme con su hedor, su pulcro pero nauseabundo olor.
La horrible rutina de pensar si estará, o no al tomar el picaporte
  El profundo miedo, que comienza a dos cuadras de mi casa. Mi paso se vuelve lento, a medida que me introduzco más y más en los pensamientos,  que dejan de lado todo aquello, que considere rozar lo atractivo.
Es como si el temor hiciera que el suelo se volviera pantanoso y mis piernas se cansen cada vez más, las plantas de mis pies arden, la puerta, la horrible puerta, color marrón, un marrón ya opaco gracias al tiempo. Lapso que no tuvo piedad, ciclo que solo piensa en si mismo, jamás tuvo la consideración, ni la amabilidad de soplar menos en invierno.
Pero llegado el momento, siempre pienso lo mismo. Abro la puerta y ahí está, sin hacer un paso atrás, ese horrible espejo que muestra lo que en verdad soy.


La Saudade

Es aquella puntada
que duele en silencio.
Es el degarro que grita
Angustia, nostalgia.
Como un pecado

Una vez ya encontrada
es irreversible. No sentirse
en la deriva, en la soledad.
 un trueque entre entes
perder y ganar

Vivir, morir, renacer
contrato... pacto que aceptan,
ya que el sello es estigma en sus ojos.
Desde el primer encuentro.


Tercera Edad

El congelado sobre todo se paseaba por el helado paisaje, la lluvia, la neblina, entre profundas aglomeraciones de colores grises y opacos.
Urbano paisaje de un tres de julio. La tarde era más fría y tétrica que de costumbre, al menos para esa fecha. Al cruzar la calle el único dueño del gabán más elegante quedo plasmado al mirar un anciano sentado tímidamente sobre un banco, un melancólico asiento que soporta el peso de aquel cuerpo ya marginado, una mirada que denota profunda espera, aquella que se hace cada vez,(plus grande et plus vaste solitaire) No se escuchan pero están, ahí sentados en lo gris, en las sombras, sin calor, sin abrigos para el alma, para la esencia que es casi tan pura como la de un bebe recién nacido, el vestigio de diferencia se encuentra en la erosión que con el tiempo sufre la constancia de la vida, ese desgaste constante que ocasiona el dolor, la felicidad. El inmenso grupo de sentimientos que se experimentan con el transcurrir de los días de las horas y del tan nombrado tiempo.
El hombre de tan curioso abrigo se le acerco, sin dejar de invocarlo con la mirada y con cierta sutileza dijo – Disculpe buen hombre, ¿me regalaría el placer de contarme lo que tiene para decir?
El viejo con la mirada moribunda asintió con la cabeza, dejando caer en sus piernas las palmas que rodeaban sus mejillas, sacándose así la tan pesada mochila que con los minutos se llena.


El Letargo

¿Qué recuerdas? Esas palabras se enredaban en mi mente, mientras intentaba abrir los ojos, para poder divisar, a la silueta que me estaba hablando. Es la voz que me arrastra de ese sueño, que tanto me hace transpirar. Cuando logro despertarme por completo. Le respondo
-Es difícil contestar esa pregunta, porque lo último que recuerdo es estar corriendo, jugando a encestar una pelota de trapo en un aro, todos lo que se encuentran allí están vestidos con una vestimenta particular que los diferencia.
Sin previo aviso, un golpe que hace que todo se vuelva confuso y borroso, supongo que me debo haber tropezado. ¿ahora me gustaría saber donde me encuentro? La silueta contesta cortante y fría.
-Estas en un lugar donde te van a cuidar muy bien.
Alcance a orí la última palabra, mientras abandonaba la habitación. Con la conversación (larga y fluida) me atrapa el cansancio, e inconscientemente decido dormirme.
Me encuentro corriendo desaforada mente, mirando como encestan las pelotas de trapo en unos aros , ahora rodeados de fuego, todavía no comprendo porque corro, aunque por inercia lo hago, me es muy extraño todo, desde los sentidos tan penetrantes, hasta las gotas de sudor que rosan mi frente, la temperatura de la menudencia líquida que se siente a medida, que se desliza por mi rostro, al parecer estoy por despertar, no se entienden mucho. Las imágenes se deforman, las pelotas son o parecen ser cráneos. La voz. – toma un vaso de agua estas agitado, me sorprendió que no tuviera mucho gusto (mas allá de la insipidez del agua) aunque supongo que debe ser por el dolor, que no siento su liquido rozar mi lengua.
Me ofrece unos circulitos blancos, el. Los llama medicina, no comprendo muy bien, pero me sugiere ingerirlos, confiando en él los tomo.
Comienza la mezcla de imágenes, ese letargo que no me deja estar tranquilo, con mis ojos confirmo, que esas pelotas son cráneos y comienzo a comprender porque estoy corriendo, creo que intentó salvar mi cabeza, aunque ya es tarde para hacerlo, esas personas de vestimentas particulares, me han cazado, no soy yo el único hay alguien más. Lo observó bien, noto un gran parecido, con el hombre de los circulitos blancos, mis sueños se diluye como mis sentidos, olores, sonidos, colores, comienzan a deformarse y dejan de existir.
El hombre de los circulitos, aparece con una mirada un tanto extraña, se dirige a hacia mi diciéndome, ahora voy a limpiar las heridas, desde ese momento y hasta que termino de limpiarlas no acoto palabra alguna, en el instante que se fue comenzó mi lucha por no conciliar el sueño, haciendo de esa batalla una pelea imposible de ganar, cuando logro obtener el sentido de la vista, lo primero que veo es la cabeza del hombre de los circulitos, rodando por mis pies, seguido de un golpe seco en la nuca y nada.